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El Gran Secreto de la Santa Muerte - стр. 5

Sus feligreses son católicos y en sus demandas y oraciones siempre se invoca a Dios, a Cristo y a la virgen de Guadalupe, “porque la Santísima no es ajena a la religión cristiana”, aunque la Iglesia católica no reconozca su culto. La capilla de la Santa Muerte está colocada al frente de su casa, rodeada de ofrendas florales y frutales (sobresalen las manzanas, que simbolizan abundancia), exvotos, velas, juguetes, billetes, monedas, golosinas, cigarros, puros, bebidas alcohólicas en vasos y botellas.



En ese sitio la escultura de la Santísima (también se le conoce como Señora de las Sombras, Señora Blanca, Señora Negra, Niña Santa, La Parca, La Flaca), es de dos metros de altura. Tiene la figura tradicional del esqueleto del Día de los Muertos, sólo que se le viste como virgen y santa con vestuarios de distintos colores, cada uno de los cuales tiene un significado especial. En su cuello, vestido, guadaña, balanza, brazos y falanges de metal penden pulseras de perlas, oro y plata con piedras preciosas empotradas. Son ofrendas y ex votos de quienes agradecen algún milagro o favor.

La familia Romero lleva más de 40 años rindiéndole culto y afirman que a la Santísima no le importa la índole social o laboral de sus fieles, y a la calle de Alfarería número 12 llegan hombres de toda condición social, lo mismo que niños, ancianos y mujeres de la calle.

Ellos cambian la vestimenta de la Santa Muerte cada primer lunes de mes; el color va de acuerdo con la temporada y con la demanda que sus fieles plantean. El rojo simboliza amor y pasión, el verde esperanza, el blanco y el azul paz y pureza, colores de la virgen María, porque son con los que regularmente está vestida.

La fiesta de la Santa Muerte es el 1 de noviembre, el Día de los Muertos y antes en la noche del 31 de octubre, se reza un rosario para vestirla de blanco como a una novia. Este día y los lunes de cada mes hay rosarios nocturnos para bendecir imágenes que llevan sus fieles. La gente que visita su altar siente la misma devoción con la que lo hacen ante Cristo, los santos y las vírgenes; se persignan, rezan, le piden y la ofrendan. El número de adeptos crece día a día; cuando se rezan los rosarios se cierran las calles cercanas a la de Alfarería.

En torno a la ceremonia se agrupan vendedores de todo tipo: de refrescos, flores, velas, figuras de la Santísima, ropa, cigarros, hojas volantes con grabados y oraciones específicas para el rosario, y puros, los que presuntamente son del mayor gusto de la Niña Blanca.

La tía de la Señora Romero, Leonor Paredes la inculcó éste culto y lo empezó a practicar en 1962; sin embargo, se han encontrado diversas representaciones y vestigios que hacen suponer que la devoción de la Santa Muerte probablemente data del siglo XIX, existiendo chamanes en Catemaco que también le rinden pleitesía desde hace mucho tiempo.

Entre las peticiones que más se hace a la Santa Muerte es la de mantener la fidelidad de la pareja. Ya que una leyenda dice que La Santa Muerte era una mujer que vivió en la época Prehispánica y que fue engañada por su marido; fue tal su dolor al ver a su hombre en brazos de otra, que acabo suicidándose. Al ver su sufrimiento Dios la convirtió en patrona de los matrimonios. Es por ello que ahora es protectora de la unión conyugal y es capaz de hacer mucho daño a un marido infiel, si su esposa así lo solicita. Por idénticas razones se pide su patrocinio para lograr que una persona se siente atraída hacia otra y ambas logren casarse.

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